Durante siglos los ríos fueron las vías de comunicación más importantes, y allá donde no los había comenzó la práctica de crear cauces artificiales para conectar puntos estratégicos. Este río artificial se llama desde el latín canal, y ha pasado a muchas lenguas: el inglés channel lo tomó del francés.
Desde tan pronto como el siglo XVI, canal empezó a usarse en sentido figurado: medio de comunicación, vía de contacto o de comercio..., aunque no tuviera que ver con el agua. Éste es el significado que luego llegó al mundo de las tecnologías de la comunicación, cuando se habló de canales de radio o de televisión.
El mundo actual, en el que conviven técnicas y aparatos muy antiguos (radios, teléfonos...) con otros nuevos (ordenadores), ha reavivado la necesidad de distinguir entre los distintos canales por los que se puede acceder a la información, realizar transacciones comerciales...
En este contexto se ha rescatado el término multicanal, que empezó en el mundo de la televisión anglosajona (multichannel). Ahora no alude a un aparato que puede acceder a varios canales, sino a la combinación de canales distintos. Una típica operación multicanal: uno accede a una página que pide un micropago por un artículo. Para realizarlo, hay que enviar un mensaje corto (SMS) a un número de teléfono. Cuando se ha hecho, se recibe a los pocos segundos otro SMS con una clave: se introduce ésta en un formulario de la página e instantáneamente se puede acceder a la información. Los 0,90 euros de la transacción serán cobrados en la factura del móvil.
Ya hay empresas españolas que facilitan el servicio (http://micropagos.step2u.com/), y webs que venden contenidos por ese procedimiento multicanal (http://infonomia.com).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de septiembre de 2002