Los temores iniciales sobre el verdadero coste en vidas humanas del naufragio ocurrido la madrugada del domingo, frente a las playas de Porto Empedocle (Sicilia), se confirmaron ayer. La guardia costera recuperó 11 cadáveres, que se suman a las 15 víctimas ya contabilizadas tras el naufragio de una barcaza llena de inmigrantes que intentaban ganar de forma clandestina la costa italiana.
La policía costera había dado por concluida el martes la búsqueda, tras recuperar el decimoquinto cadáver, pero el posterior hallazgo de otros tres cuerpos sin vida les obligó a regresar con tres motonaves. El suceso ha vuelto a abrir el debate sobre la verdadera efectividad de la ley Bossi-Fini, recientemente aprobada por el Gobierno de centro-derecha, para reducir la exposición de Italia a la inmigración clandestina. El Gobierno se plantea la posibilidad de retocar algunos aspectos del texto para combatir con más energía el fenómeno, dando más prerrogativas a la Armada y aumentando los controles aéreos sobre las aguas territoriales del sur del país. Al menos 68 de los 92 supervivientes del naufragio, todos liberianos, han pedido asilo político.
Todos han obtenido ya un permiso de estancia provisional que les permitirá abandonar el centro de acogida en Siracusa, mientras los restantes se encuentran ingresados en diversos hospitales de la isla. La policía italiana sospecha que la organización que gestiona el tráfico de inmigrantes clandestinos, desde el norte y centro de Africa hasta las costas de Sicilia, tiene importantes contactos locales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de septiembre de 2002