A veces funciona, incluso en la publicidad, que la sencillez se impone al artificio y tiene un efecto multiplicador. Ha sido suficiente unir a unas imágenes de Coca-Cola una voz en off con inequívoco acento argentino para que haya provocado en mi un espontáneo afecto de solidaridad con este país. No tiene uno que ser muy perspicaz, para adivinar detrás de ello la mala conciencia de las multinacionales, uno de los causantes de la quiebra del país suramericano, pero qué quieren que les diga, me reconforta comprobar que las multinacionales de vez en cuando dejan traslucir su corazoncito.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de septiembre de 2002