El 8 de septiembre, nuestro 'querido presidente' se reunió en la Casa de Campo de Madrid con la flor y nata del PP madrileño para festejar a los nuevos candidatos a la alcaldía y la Comunidad. Jaleado por tantos amigos, militantes, colaboradores y demás aduladores, el presidente tuvo un serio desliz hablando de inmigración.
Al aludir a las mafias de inmigración ilegal, el presidente afirmó rotundo: 'Vamos a seguir luchando contra las mafias de seres humanos ilegales'.
Yo, que le aprecio, creo que el presidente se refería a luchar contra las 'mafias ilegales' de seres humanos.
Porque todo el mundo sabe que las que son ilegales son las mafias y no los seres humanos, y que el señor Aznar no quería calificar así a los hombres, las mujeres y los niños que se ven obligados a emigrar para huir del hambre y la miseria, y que para su desgracia caen en manos de estas mafias.
Pero, por si no lo sabe, habría que recordarle al presidente que no hay seres humanos ilegales, que todos somos iguales ante la ley, que España, no hace mucho, fue un país de emigrantes...
Estoy segura de que fue un lamentable error de semántica, pero si me quedaba alguna duda, él se encargó de aclarármela cuando afirmó rotundo: 'Y luego dirán que soy un retrógrado'. Yo nunca he pensado semejante cosa, ¿habrá alguien que sí?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de septiembre de 2002