Acabo de leer en el periodico la noticia: 'El Gobierno de Aznar lidera una campaña por la prohibición mundial de la clonación terapéutica' y me he quedado helada.Tengo 53 años y desde los 40 malvivo con la enfermedad de Parkinson; dependo de una medicación cada cuatro horas para poder tener tres horas de movilidad. En total, mi vida se reduce a nueve horas diarias, y con un montón de problemas añadidos: dolores, movimientos involutarios, rigidez, depresión...
Me gustaría preguntar a los asesores del señor Aznar si están informados de la multitud de problemas que tenemos los enfermos, los miles de enfermos que podríamos beneficiarnos con la investigación de esos 40.000 embriones a los que no dan utilidad y posteriormente destruyen. ¿Han preguntado a los donantes si no preferirían que se utilizasen para el bien de la humanidad? ¿No se donan los órganos y la sangre para salvar la vida? Sería maravilloso mejorar otras vidas de personas que sólo esperamos librarnos de este calvario. Suplico a los medios de comunicación, partidos de la oposición u otras personas de bien, nos ayuden; al fin y al cabo, nosotros somos los más débiles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de septiembre de 2002