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Fiel a las raíces

Pasar unas horas con los responsables de Bodegas Monje Amestoy catando sus vinos y recorriendo sus viñedos e instalaciones supone un viaje fascinante a un mundo del vino que nunca se escribe en las enciclopedias ni en las guías, un viaje que muestra el día a día de quienes luchan por llevar sus caldos al consumidor final. Unos mostos que, en el caso de estas bodegas, tienen en el tinto joven de maceración carbónica Luberri su estandarte con el que empezaron a conquistar el mercado nacional. Es un vino joven refrescante donde el tempranillo, con el pequeño aporte de la viura, marca los parámetros perfectos de la maceración carbónica.

La gama de crianza empieza con el Biga, un guiño al consumidor de siempre que busca un crianza para consumo diario que no fatigue su economía ni su paladar.

Con el Monje Amestoy Reserva la bodega apuesta por un mosto más complejo, para optar por el consumo inmediato o guardar para descorchar en ocasiones especiales, un mosto profundo en sensaciones y espacio que no defraudará nunca.

La bodega acaba de lanzar su Luberri Cepas Viejas, un vino de finca en cuya elaboración y crianza se han seguido todos los pasos de calidad: vendimia manual, selección del fruto en el campo y en bodega para pasar después de su elaboración a envejecer en esas barricas de roble francés nuevas donde el fruto es respetado con el paso del tiempo convirtiéndolo en un gran vino actual de color rojo casi violeta, de capa alta, intenso de aromas frutales, balsámicos y torrefactos con notas de carbón y cedro, y un paladar opulento, pero elegante, donde la crianza se vuelve a manifestar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de septiembre de 2002