Mi carta hace referencia al trato discriminatorio a las mujeres: resulta degradante observar día tras día las agresiones que recibe el colectivo femenino por parte de sus parejas; esto atañe a su integridad física y moral, y despedaza sin pudor los derechos humanos de dicho colectivo. Me quedé atónito, estupefacto, al observar el número de agresiones y muertes, pero he de reconocer que también me impresionó la posición reticente del Partido Popular sobre la propuesta de Ley presentada por el partido socialista y aceptada por todos los partidos representados en la Cámara.
Esta respuesta nos muestra una vez más la poca categoría del Gobierno a la hora de afrontar situaciones delicadas. Y me pregunto, intrigado, si esta respuesta será una muestra adicional de sus ideas sexistas y autoritarias, a las que nos tiene acostumbrados diariamente, o será un grave problema de orgullo frente a una propuesta de otro partido; lo que sí tengo claro es la evolución hacia mejores tiempos de igualdad, que ojalá nos permitan olvidar aquellos fatídicos siglos XVIII y XIX y, por supuesto, la horrible etapa franquista, que sufrió la inmensa mayoría de este colectivo.
Aún tienen tiempo para rectificar su posición (lo cual es imposible observando su orgullo intocable), pero me temo que necesitan más pruebas de la ya evidente ineficacia legal contra las agresiones de género.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de septiembre de 2002