La Feria de Algemesí tiene a bien anunciar cada año un festejo dedicado a la cantera, a las escuelas taurinas. Loable acción, aunque el espectáculo de ayer se hiciera interminable: tres horas menos cinco minutos de duración.
Ayer la cantera dio siempre actitud y detalles ilusionantes a veces. A estos chavales les envuelve una inocencia profesional que, casi siempre, supone intentar las suertes del toreo con toda su pureza. A veces lo consiguen; otras, no. Lo malo es que luego suele llegar el taurino de turno que malea al futuro torero. Y todo se acaba.
Salieron con nota alta Vicente Prades, de Castellón, y Sergio Cerezos, de Valencia. Prades toreó templado dentro de un buen estilo y mejor concepto. Cerezos, menos técnico, tiene el don de la personalidad. Una lástima que la incompetente presidenta y su asesor, que llenaron la tarde de despropósitos, no supieran valorar lo hecho por Prades. La becerrista local María Morillas mató, fuera de contexto, un añojo del que le dieron dos orejas de puro paisanaje.
Domínguez / varios novilleros
Erales de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, extraordinarios. Vicente Prades: vuelta tras aviso. José María Cubiles: saludos tras dos avisos. Iván Córdoba: oreja. Juan Ávila: saludos tras aviso. Sergio Cerezos: oreja. Plaza de Algemesí. 23 de septiembre. 3ª de feria. Lleno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de septiembre de 2002