La economía estadounidense no remonta el vuelo. Más bien al contrario. La Reserva Federal mantuvo ayer el tipo de interés básico en el 1,75%, pero sugirió que podría decidir pronto una nueva rebaja. La producción y el empleo mostraban muestras de debilidad y un nuevo factor negativo, la probable guerra contra Irak, agravaba la incertidumbre, según un comunicado emitido por Alan Greenspan y los demás miembros del Comité Federal del Mercado Abierto, órgano gestor de la política monetaria de EE UU. El comunicado indicó que el pesimismo ganaba terreno en Washington.
MÁS INFORMACIÓN
- Bush busca petróleo barato
- Las bolsas sufren fuertes pérdidas y hunden aún más sus mínimos anuales
- Greenspan reconoce que la economía de EE UU está estancada
- El BCE mantiene los tipos pero insinúa una rebaja para diciembre
- La Reserva Federal baja el precio del dinero hasta niveles de hace 40 años
- El BCE provoca la caída de las bolsas al no bajar los tipos
- Foro:: La opinión de los lectores
A la Reserva Federal no le queda ya apenas margen para relajar la política monetaria. El tipo de interés para los fondos federales, su referencia básica, está en el 1,75%, el nivel más bajo de los últimos 41 años. Sólo es posible una última vuelta de tuerca, de 0,5 puntos. Más allá, es inútil cualquier descenso porque se invaden los costes de intermediación del sistema bancario, y la única opción consistirá en inundar de dólares un mercado ya bastante líquido. Alan Greenspan guarda celosamente su último cartucho de medio punto, pese a la atonía de la actividad económica y a la presión de otros miembros del Comité Federal del Mercado Abierto.
De los 11 miembros del comité, dos votaron a favor de una reducción inmediata de los tipos. Los demás siguieron a Greenspan, cuyo dominio sobre el comité ya no es, sin embargo, el de mediados de 2000, cuando la burbuja bursátil no había reventado y la economía estadounidense crecía de forma desbocada.
Diferencias en la Fed
Los analistas esperaban que el comunicado del comité, siempre escrutado hasta la última coma, contendría unas palabras aparentemente neutras: "el comité vigilará de cerca". En el código de la Fed, eso significa que Greenspan se reserva el derecho de cambiar los objetivos monetarios, es decir, los tipos, antes de la siguiente reunión del comité. Pero la frase no apareció. En cambio, el comunicado, de siete párrafos muy breves, reflejó las diferencias entre los miembros del comité y su dificultad para predecir la evolución de la economía en el futuro inmediato.
Greenspan y los suyos intentaron ofrecer una nota de optimismo y de confianza: "Con el tiempo, la actual posición de la política económica, combinada con un todavía robusto crecimiento subyacente de la productividad, debería ser suficiente para amparar un clima de mejoría en los negocios". Pero ese "tiempo" necesario para que cambiara la tendencia quedaba en incógnita: "Persiste una incertidumbre acerca del grado y el ritmo del esperado repunte en la producción y el empleo, debido en parte a la emergencia de una agudización de los riesgos geopolíticos". El comité de la Reserva Federal indicaba que la probable invasión de Irak por parte de EE UU suponía una nueva carga negativa sobre una economía que, en las últimas semanas, bordea la recesión.
La conclusión era la misma que en la última reunión del comité: "Los riesgos se inclinan sobre todo hacia condiciones que pueden generar debilidad económica". De inflación, ni rastro. De existir un peligro en ese ámbito sería el de la deflación, un descenso de los precios reales similar al que aflige la economía japonesa desde hace años. Todo apunta a una reducción final de los tipos.
Las bolsas son tabú para el comité de la Reserva Federal. Greenspan ha sido acusado muchas veces de preocuparse demasiado por los mercados bursátiles, y demasiado poco por la economía real, y procura dejar fuera de sus comunicados los vaivenes del Dow Jones y el Nasdaq. Pero las bolsas atraviesan una fase de caídas agudas y constantes, y amenazan con contagiar su crisis a todo el conjunto de la economía. Ayer, Wall Street retrocedió un 2,40% al cierre y en puntos está en mínimos de cuatro años. Las grandes empresas estadounidenses obtienen malos resultados, muchos analistas prevén una nueva ronda de despidos masivos en el próximo trimestre, y sólo un último bastión, el consumo privado, mantiene un tono positivo. Mientras los tipos de interés sean bajos y los estadounidenses sigan contrayendo y renovando hipotecas, y destinando una parte del dinero a comprar coches, ropa y artilugios electrónicos, se evitará la recaída en la recesión. Si el pesimismo alcanza a los consumidores y éstos cierran la billetera, EE UU volverá a los "números rojos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de septiembre de 2002