Los países de la Unión Europea (UE) tienen que "colocar a Marruecos en su sitio", tanto en lo que se refiere al control de la inmigración ilegal como a la introducción de drogas en Europa desde ese territorio. En estos términos se expresó anoche la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, durante una cena mantenida en París con su homólogo francés, Dominique de Villepin, según fuentes que conocen lo hablado en la reunión, que se prolongó dos horas y media. Estas fuentes se mostraron muy discretas en torno a la reacción de los responsables de la diplomacia francesa.
Ana Palacio está dispuesta a plantear en Bruselas la cuestión de que hay que cortar el tráfico de pateras en el estrecho, por entender que esa fuente de inmigrantes irregulares perjudica no sólo a España, sino al conjunto de la Unión Europea. Las fuentes aludidas se mostraron discretas respecto a la reacción francesa, pero la ministra hizo este planteamiento "europeo" durante el primer encuentro bilateral que se produce entre los nuevos responsables de la diplomacia de Francia y España: una señal inequívoca de que el destinatario del mensaje es ante todo el Gobierno francés, interlocutor privilegiado del reino de Mohamed VI.
Ninguno de los dos ministros se expresó en términos tan claros durante las breves declaraciones concedidas a la prensa. Preguntado para saber si España ha pedido algo concreto a Francia en relación con Marruecos, Dominique de Villepin se limitó a declararse "disponible" para contribuir a que todo vaya bien entre dos países que son, en el caso de España, un gran vecino y un socio de la Unión Europea, y en el de Marruecos, un país con el que Francia mantiene relaciones fuertes y muy antiguas.
De Villepin ni siquiera mencionó la inmigración ilegal en el catálogo de temas evocados durante la cena. Pero Ana Palacio, aunque de manera cautelosa, lo sacó a la luz pública, después de expresar el reconocimiento de España a Francia por su cooperación contra la organización terrorista ETA. Palacio aseguró que se había "entendido" con su colega en el "proyecto de lucha contra la inmigración ilegal".
La ministra remachó así su reflexión, con el ministro francés a su lado: "La lucha contra la inmigración ilegal no es eficaz. Esa lucha debe tener un contexto europeo". Aludió a la "realidad de todos los días en el estrecho (de Gibraltar), de los hombres y mujeres que mueren" e insistió en que en este tema tan importante existen "15 políticas de inmigración nacionales en la Unión Europea", frente a "una misma realidad".
Durante la cena se confirmó el proyecto de celebrar un seminario interministerial hispano-francés en Toledo, probablemente a principios del mes de noviembre, antes de la cumbre anual entre los dos países, prevista en Málaga.
Por lo tanto, queda por delante un apretado calendario de citas bilaterales que España aprovechará para insistir en la necesidad de que Francia lidere una acción europea contra la inmigración clandestina, con el argumento de que el régimen de Marruecos no es ajeno al tráfico ilegal de emigrantes hacia Europa; y de que hacer la vista gorda respecto a esa realidad sólo contribuirá a engordar uno de los problemas que mayores tensiones está provocando en toda la Unión Europea, empezando por Francia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de septiembre de 2002