EE UU no está dispuesto a que el presidente iraquí, Sadam Husein, vuelva a jugar al gato y al ratón con los inspectores de armas de la ONU. Un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano afirmó ayer en Madrid que su Gobierno no tiene 'ningún interés en repetir lo ya dicho sobre los arsenales de Irak en las anteriores resoluciones de Naciones Unidas'. Lo que busca Washington, añadió, 'es que el Consejo de Seguridad apruebe una nueva resolución que plantee un ultimátum a Sadam, que implique, en caso de incumplimiento, el uso de la fuerza militar'.
El funcionario estadounidense insistió en que si bien Irak carece de 'tecnologías de vanguardia' para producir armas de destrucción masiva, sí cuenta aún con centenares de científicos y técnicos que 'no están en la cárcel ni fuera del país'. Además, el régimen de Bagdad ha mejorado 'su capacidad para ocultar sus arsenales químicos y biológicos' -ya que los inspectores abandonaron el país en 1998- y ha 'dispuesto de dinero para adquirir tecnologías de doble uso (civil y militar)' gracias 'al contrabando y a las fugas' del programa Petróleo por Alimentos de la ONU.
El alto cargo de la Administración de Bush se mostró muy pesimista sobre la eficacia de una nueva visita de inspectores: 'Se encontrarán con los mismos problemas y obstáculos que los anteriores'.
Entre 1991 y 1997, Irak aceptó seis resoluciones de la ONU para la inspección de sus arsenales 'sin condiciones ni restricciones', pero en la práctica los inspectores sufrieron limitaciones en el acceso a edificios y científicos, la confiscación de documentos e incluso disparos contra sus vehículos. El equipo de inspectores está formado por 63 bioquímicos de 27 países diferentes basados en Nueva York, 26 expertos nucleares con base en Ginebra y otros 230 técnicos. Su primera prueba será revisitar los 750 sitios inspeccionados en el pasado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de septiembre de 2002