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La defensa de la enfermera acusada de 13 asesinatos niega la validez de las pruebas

El juicio contra Lucy de Berk, la enfermera holandesa acusada de trece asesinatos y otros cinco intentos, quedó ayer visto para sentencia. Al presentar sus calificaciones definitivas, la defensa sorprendió a todos pidiendo al tribunal que declarara incompetente a la fiscalía por no haber sido capaz de demostrar la culpabilidad de su cliente. Los fiscales habían solicitado el lunes cadena perpetua para la procesada por entender que, de quedar en libertad, corría el peligro de repetir sus crímenes. Los abogados de De Berk, por el contrario, sostienen que las pruebas presentadas contra ella son puramente circunstanciales y carecen de fundamento jurídico. No servirían por lo tanto para convencer a los jueces de que se habían cometido los asesinatos en serie que se le imputan.

Durante todo el juicio Lucy de Berk se ha negado a que le hicieran un examen psicológico. También ha negado los asesinatos en repetidas ocasiones y ha calificado de 'rara casualidad' el hecho de que tantos pacientes, en especial ancianos y niños, murieran cuando estaban a su cuidado en tres hospitales de La Haya. Sus abogados han añadido que no ha sido posible demostrar, en ninguno de los casos, las auténticas causas de los fallecimientos. La acusación admite que nadie la vio inyectar a los enfermos una dosis letal de morfina, potasio y una anestesia, pero de las escuchas telefónicas efectuadas en su domicilio se deduce que sí les quitó la vida. Las notas de su diario dejaban claro a su vez que le molestaba atender a pacientes sin esperanzas de curación. Cinco de las víctimas eran niños. Está previsto que la sentencia se haga pública dentro 15 días.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de septiembre de 2002