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OPINIÓN DEL LECTOR

Sin coches

El domingo 22 de septiembre se celebró, una vez más, el Día sin Coches. En mi opinión, ésta es una muy buena medida para comprobar cuánto dependemos de nuestro vehículo privado y cuántas cosas más se pueden hacer sin éste, ¿o no? Me gustaría poder decir que, tanto en pasadas ediciones como en la que tuvimos en ciernes, me he unido a esta iniciativa y he disfrutado de ella, pero no es así.

No son excusas, como he leído en varias publicaciones o como tiene a bien sugerirnos nuestro excelentísimo alcalde: la dependencia del vehículo privado es una realidad en una ciudad como Madrid. Vehículos como la bicicleta no son siempre fáciles de utilizar en el entramado de calles y, mucho menos, cuando se vive en el extrarradio de la ciudad.

Determinados municipios, barriadas y colectivos dependen del vehículo propio para gran número de desplazamientos a otras zonas de la ciudad.

Mi caso es uno de los que creo más comunes en nuestra comunidad: tengo un perro.

Como ciudadana concienciada, siempre recojo las deposiciones de mi perro, siempre lo llevo atado con su correa, no le dejo estar en aquellos parques en los que se especifica la prohibición de entrada a estos animales..., pero no puedo desplazarme desde el distrito de Carabanchel, donde vivo, al distrito Centro o al Parque Ferial Juan Carlos I (donde, por cierto, existe el único parque convenientemente acondicionado para perros de toda la Comunidad de Madrid) sin utilizar mi vehículo privado. ¿Ya que pensamos en promover la no utilización del transporte público, por qué no intentamos solucionar este tipo de inconvenientes? No veo descabellada la idea de habilitar uno o dos vagones por tren en el metro de Madrid para uso de aquellos propietarios de animales que se quieran desplazar en transporte público.

La mayoría de los dueños de perros -siempre existe alguna lacra en todo colectivo- conoce a su mascota y sabe si puede o no puede viajar en compañía de otros congéneres. ¿Por qué no intentamos entre todos que la nuestra sea una ciudad realmente para todos?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de septiembre de 2002