Hasta 30 años van a tardar las compañías telefónicas en recuperar la inversión realizada en UMTS, la última generación de telefonía móvil; y en la hipótesis más optimista del mercado, tan sólo los operadores de cuatro de los 15 países de la Unión Europea (Alemania, Holanda, Suecia y Reino Unido) conseguirían cuadrar sus cuentas al final del periodo de concesión. Este es el desalentador panorama del informe encargado por la Comisión Europea para analizar los costes las empresas están pagando por una tecnología que, sin estar comercialmente disponible, ya ha causado la destrucción de miles de empleos y una deuda de 250.000 millones de euros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de septiembre de 2002