Considero que soy un ciudadano normal, para más señas casado y con cuatro hijos a mi cargo. Trabajador y entregado a mi profesión.
La actual crisis que este Gobierno español califica de 'tibia recesión' en unos casos y de 'ralentización' en otros, ha causado verdaderos estragos en mi entorno. Y no solamente a mí, sino a muchos de mis amigos. Todos estamos hoy en paro.
Nos echaron del trabajo porque no éramos 'rentables' para las empresas, porque no ganaban con nuestro trabajo lo que querían, no porque perdieran dinero. Ya no es cuestión de hablar de ética, o de vergüenza: estamos hablando de vidas humanas, sumidas en la miseria económica de cada día. E invirtiendo esfuerzos continuos en encontrar un trabajo digno (¿al que todos tenemos derecho?), fuera de las empresas depredadoras que, conocedoras de tu situación, buscan, usualmente, comprarte con sueldos ridículos. Hablamos de profesionales cualificados. Somos ingenieros de telecomunicación, todos con carreras brillantes, años atrás tan ansiadas, y con más de diez años de experiencia.
¿Donde está el pleno empleo que proponía Aznar?, ¿sigue pensando Aznar que el que no trabaja en España es un vago?
No le deseo a nadie la penuria que estamos pasando muchas familias españolas. ¡Basta ya de palabras! ¡Que trabajen de una vez los señores del Gobierno para solucionar este gravísimo problema!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de septiembre de 2002