Alberto Herrero no descartaba que le pudiera tocar esperar la llegada de su novia Fuencisla Llorente, antes de contraer matrimonio, pero lo que la pareja no se llegó a imaginar nunca es que iban a tener que compartir una hora de nervios a las puertas del Ayuntamiento de Segovia, el pasado sábado, junto a un centenar de invitados, porque no había nadie para celebrar la ceremonia civil. Tras el consiguiente revuelo, al ver que las puertas de la casa consistorial permanecían cerradas a cal y canto mientras pasaban los interminables minutos, los familiares optaron por llamar a la Policía Local, que logró localizar al primer teniente de alcalde, Juan Carlos Martín Fernández (PP). El edil, que hacía las funciones del alcalde, José Antonio López Arranz (UC-CDS), en ese momento en Ibiza en una reunión de las ciudades Patrimonio de la Humanidad, se comprometió a oficiar el enlace, aun sin corresponderle, para lo que los policías tuvieron que localizar al secretario de la Corporación, Hipólito José Moldes, también invitado a otro casamiento, en una intensa búsqueda por los restaurantes de Segovia, ya que desde la Alcaldía -departamento encargado de este protocolo- no se había designado ni personal ni el nombre del concejal que tenía que oficiar. Después de las idas y venidas de los agentes a bordo de sus motos, Martín Fernández abrió el consistorio, dio las luces y localizó el expediente, procediendo al oficio, no sin antes tranquilizar a los novios, pedirles disculpas y, por supuesto, dedicarles unas palabras especiales, argumentando que la espera demostraba la clara voluntad de la pareja por contraer matrimonio y era una prueba de que iban a ser capaces de superar cualquier adversidad, presagio de amor eterno, lo que provocó los aplausos de los asistentes, ya más relajados, aunque durante la espera habían sido amenizados y calmados por las voces de la coral Ágora, a la que pertenece la novia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de septiembre de 2002