Ser alcalde de una ciudad como Sevilla es algo importante, sin duda. Haber formado parte del grupo que impulsó el renacimiento del Partido Socialista en esta ciudad allá por los años 70, tambien. Y ése es el caso de Manuel del Valle. Pero de ahí a deducir, como se afirma en la contraportada del libro, que este hombre 'adusto, serio y distante' estuviera en 'el centro de la vida pública de Sevilla, Andalucía y España en las ultimas tres décadas' (por cierto: falta ...y de la Humanidad), hay, más que un valle, un tremendo abismo.
Es el problema que tienen las 'biografías autorizadas', ésta en forma de entrevista. Por mucho buen hacer y empeño que ponga el escritor de turno, en este caso la periodista Alicia Gutierrez, veterana curtida en mil ganadas batallas, en obtener del biografiado la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de su paso por la vida pública, se corre el riesgo de que éste nos la disfrace, la camufle, la tergiverse, la manipule, en fin, para dar de sí mismo no la imagen que es o que fue, sino la que le hubiera gustado ser.
MANUEL DEL VALLE, UN DESTINO CASUAL
Alicia Gutiérrez RD Editores, Sevilla, 2002 179 páginas, 20 euros
Es el caso de Manuel del Valle y lo que nos cuenta que ha sido. Estaba allí, cierto, aunque no saliera en la foto. Y quizá, como sugiere el propio titulo, le tocó por casualidad ser alcalde de Sevilla. Tras su paso más bien gris por la alcaldía, se atrincheró en el fortín que dos militantes socialistas construyeron, traicionando al partido que les había colocado en la presidencia de las dos cajas de ahorros. Del Valle, Benjumea y Beneroso eran los buenos, y el resto los pieles rojas. Curiosa forma de intentar pasar factura y camuflar las desmedidas ambiciones propias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de octubre de 2002