El presidente de la patronal italiana Cofindustria, Antonio D'Amato, criticó ayer con dureza la ley de Presupuestos para 2003 aprobada por el Gobierno italiano. 'En los Presupuestos hay pocas luces y muchas sombras', dijo D'Amato, especialmente decepcionado por la ausencia de 'cambios' y de verdadero impulso a las reformas estructurales que contiene la ley.
El ministro de Economía, Giulio Tremonti, defendió en la Cámara de Diputados las líneas maestras de unos presupuestos que parecen haber logrado la cuadratura del círculo, manteniendo la prometida reducción de impuestos, sin grandes recortes de gastos. El Ejecutivo se propone reducir, en palabras de Tremonti, no los gastos sociales, sino 'los excesos de gastos', una cifra que evalúa en unos 20.000 millones de euros.
El recorte de gastos afectará especialmente a los ministerios de Sanidad y Educación, mientras que los nuevos ingresos vendrán por la venta de inmuebles del Estado y a los fondos adicionales que llegarán a las arcas públicas por vía de una amnistía fiscal que permitirá a 4,3 millones de contribuyentes arreglar sus deudas con la Hacienda nacional, regularizando su situación de infractores previo pago de 300 euros al año. Gracias a esta medida, muy criticada tanto por la oposición como por los empresarios, el Estado se embolsará unos 8.000 millones de euros.
Lo cierto es que el Ejecutivo se ha beneficiado de la decisión de la UE de posponer a 2006 el objetivo de déficit cero. Los Presupuestos de 2003 colocan el déficit en el 2,1% del PIB, lejos del prometido 1,1%. La oposición criticó las previsiones de crecimiento para 2003, ya que se basan en una subida del 2,3% del PIB, demasiado optimista, según muchos expertos, partiendo del 0,6% del año actual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de octubre de 2002