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El presidente y Durão minimizan su desacuerdo sobre el trazado del AVE

La cumbre entre España y Portugal clausurada ayer demostró el 'magnífico' estado de las relaciones bilaterales, pese a que no se logró un acuerdo sobre el trazado del AVE Lisboa-Madrid, uno de los resultados principales que se esperaba. Así lo aseguran al menos sus principales protagonistas. 'Si el problema principal que tenemos entre España y Portugal es ése, no tenemos derecho a quejarnos de nada', dijo el presidente del Gobierno, José María Aznar. 'Nuestra prioridad es el AVE Lisboa-Oporto', aseguró su homólogo José Manuel Durão Barroso.

Sin embargo, el primer ministro portugués matizó: 'Creo que entre los países, como entre las personas, nunca hay que olvidarse de que las relaciones hay que alimentarlas. Nos queremos tanto que a veces hay que acordarse de decir que nos queremos', comentó, antes de reiterar que la relación con España 'es una prioridad para Portugal'.

Estos comentarios finales apenas logran disimular el hecho de que las relaciones políticas entre España y Portugal tienden más a reflejar las dificultades de una aproximación imparable, reflejos nacionalistas incluidos, que la estrecha comunidad de intereses ya lograda. La 18 cumbre hispano-lusa ha seguido, en ese contexto, el modelo habitual de las previas: un auténtico ejército de ministros y funcionarios desplazados por las dos partes no logra evitar el desencuentro en temas básicos. Este año ha sido el tren. En 2001, fue la negativa portuguesa a suprimir la extradición como quería España.

Los líderes se dan siempre por satisfechos con lo logrado. Dicen que, si no hay acuerdo sobre el AVE, sí han conseguido este año que se convoque una licitación para un estudio técnico de los posibles trazados del tren, el del norte de Cáceres que quiere Portugal y el meridional, por Mérida, Badajoz y Cáceres, que pretende España. 'Luego habrá una decisión', añade Aznar, que asegura que no ha prometido ningún trazado concreto al presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Pero no hay plazo, entre otras cosas, 'para que la prensa no nos pregunte siempre por el tema. Tal vez yo ya no esté en el Gobierno cuando se decida', bromeó.

Ambos mandatarios también se dicen contentos de que el mercado hispano-luso único de la electricidad arranque con sólo seis meses de retraso, si se cumplen estas nuevas previsiones, para ser una realidad en 2006.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de octubre de 2002