Pocos reparos se pueden hacer a este bar-restaurante dotado de una larga barra y un pequeño comedor con varias mesas al fondo, que cada mediodía se llena a rebosar de parroquianos adictos.
Por tan solo nueve euros el cliente puede disfrutar con un copioso menú (dos platos y postre, café y copa de vino), que brinda cosas tan sugerentes como ensalada de cangrejo o chipirones con arroz al curry. Pero lo realmente atractivo es su barra de bar y los barriles circundantes sobre los que desfilan platillos y guisos mediterráneos basados en el aceite de oliva. Algunos realmente notables. Para ratificarlo basta solicitar las berenjenas fritas a la salsa de queso, los huevos rotos con jamón, la presa de cerdo ibérico con mojo picón o la cazuela de rabo desmenuzado con patatitas. Platos ideales para compartir entre varios. De algunas especialidades pueden solicitarse tapas o medias raciones.
El Olivar de Ayala.
Calle de Ayala, 84 Cierra lunes. Teléfono: 91 576 77 64. Precio entre 15 y 20 euros. Menú semanal, nueve euros
Y en determinados casos, montaditos (magnífico el de pringá de cerdo ibérico). Tampoco se quedan atrás sus surtidos de panes con cosas encima: delicioso el pan con tomate y jamón cortado a mano; agradables las tostadas con pimientos asados y melva, y rotundas las de bacalao con salmorejo. No dan la talla las croquetas, demasiado recias, pero merece la pena la tostada de pan caliente rociada con aceite de oliva. Para beber, cerveza de barril y algunos vinos tintos.
Más allá de lo habitual en cualquier bar, las inquietudes de esta casa alcanzan a los postres, con un tocino de cielo y una crema quemada que no desentonan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de octubre de 2002