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Editorial:

Retraso Madrid-Lisboa

Resulta paradójico que los Gobiernos de España y Portugal hayan firmado en la cumbre bilateral celebrada en Valencia un Tratado de Cooperación Transfronteriza, pero no hayan podido ponerse de acuerdo sobre el trazado del AVE que ha de unir Madrid con Lisboa. Las importantes relaciones entre estos dos vecinos pecan de un déficit de infraestructuras, a pesar de los progresos realizados en las conexiones por carretera. Incluso el anuncio de que el mercado ibérico de la electricidad arrancará en el primer semestre de 2003 constituye un ligero retraso sobre lo anunciado hace un año. La integración se concluirá en 2006, cuando la UE ha fijado la liberalización del mercado eléctrico para empresas y grandes consumidores para 2004.

El AVE debería contribuir de forma decisiva a que España y Portugal se integren más. Las dos posiciones tienen su lógica: España quiere que la línea de alta velocidad cubra Extremadura a través del actual pasillo ferroviario, y Portugal que una Lisboa y Oporto entre sí y en igual tiempo de recorrido con Madrid para que este AVE resulte competivo, lo que, según el trazado propuesto por el Gobierno luso, dejaría fuera a Badajoz. Es necesario llegar a un compromiso. El acercamiento de la ciudadanía de ambos países, que demasiado a menudo parecen vivir de espaldas el uno con el otro, bien merece un esfuerzo.

La cooperación transfronteriza también es esencial para estas zonas en las que ambos países se tocan y han de integrarse para acabar diluyendo en un destino común lo que es una frontera que va perdiendo sentido en la Europa de hoy. El acuerdo debería permitir maximizar las posibilidades de captar fondos europeos para el desarrollo común.

De Valencia ha salido un mensaje conjunto de Aznar y Durao a la UE para que haga más por una Iberoamérica que atraviesa momentos muy difíciles. Cuando la atención europea parece centrada en su ampliación al Este, el recordatorio conjunto de España y Portugal viene a demostrar que el interés compartido de ambos países no se refiere sólo a la dimensión ibérica, sino que también está dirigida a las Américas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de octubre de 2002