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El Gran Teatro de Córdoba abre la temporada con 'Tío Vania'

Con Tío Vania, un clásico de Anton Chéjov dirigido por Miguel Narros, se abrió ayer la temporada en el Gran Teatro de Córdoba. La pieza, que se estrenó en Moscú en 1900, transcurre en la Rusia de finales del XIX, en una casa de campo que alberga una reunión familiar repleta de insatisfacción y fatalismo. 'Es una obra llena de situaciones dramáticas', explicaba ayer, en rueda de prensa, la actriz Ana María Ventura, que interpreta a María Vasilievna, la madre. 'Chéjov la presentaba como un vodevil, para hacernos ver lo ridículo de algunos dramas', añadió.

Para Fidel Almansa, que encarna al doctor Astrov, 'Chéjov tiene la doble condición de médico, lo que le permitía analizar al ser humano como un entomólogo, y de gran creador, con lo que lo convertía todo en materia dramática y personajes'. 'Aquí, aparentemente, no pasa nada', aclaró Mélida Molina, que hace de Helena, 'pero por cualquier detalle sale todo a la luz, deseos no realizados, frustraciones, cosas que a uno le gustaría hacer, pero no puede o no se atreve'.

La obra, que se representa también esta noche, (y que, según recordaron los actores, ahora mismo está en cartel en Londres y Nueva York), arrancó en Sevilla hace 10 meses y terminará su ciclo en Madrid, en marzo.

Francisco Casares, que es Serebriakov, el marido viejo y amargado de Helena, recordó la enorme actualidad de Tío Vania, 'que no trata situaciones históricas o sociológicas, sino al individuo como tal', que siglo más, siglo menos, sigue igual. 'Y ya habla de cómo estamos destruyendo el planeta', remató. Nuria Gallardo, que interpreta a Sonia, la hija de Serebriakov, contó que su personaje es el único 'que en vez de soñar se conforma con lo que tiene y decide salir adelante'. Y Berta Riaza, la nodriza, definió su papel ('corto pero con mucha presencia') como el de 'una mujer sabia, callada, testigo de lo que pasa en la casa'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de octubre de 2002