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Crónica:

Etxeberria rescata al Athletic

Dos acciones del delantero rojiblanco deciden un partido tan animoso como menor

La historia tiene a bien socorrer sentimientos, pero tiene a mal dejar a cada cual en su sitio. Y ayer, en Huelva optó por lo segundo. Muy bien, ustedes, Recreativo y Athletic, mucha historia, decanatos, tradición y todo lo que quieran, pero se les ha olvidado jugar al fútbol. Antiguamente, es cierto, quien más corría más ganaba; ahora sin correr no se gana a nadie, pero sólo corriendo, tampoco. Tenía disculpa el Recreativo, que presenta el aspecto amable del aprendiz, con nombres propios, pero sin nombres públicos, entregado a la tarea con un afan a veces devastador, y no encontraba argumento el Athletic, empeñado en seguir jugando a nada, en perder el balón, en sortearlo, es decir en desviar la responsabilidad al compañero más cercano o más lejano, que lo mismo daba, con tal de quitarse el asunto de encima.

RECREATIVO 1 - ATHLETIC 2

Recreativo: César; Yago, Loren, Álex, Espínola; Arpón, José Mari (Cubillo, m. 45), Iker Bekoña, Benítez (Viqueira, m. 76); Bermejo (Xisco, m. 45) y Raúl Molina.

Athletic: Lafuente; César, Larrainzar, Murillo, Larrazabal; Óscar Valers, Gurpegui; Tiko, Etxeberria (Aitor Ocio, m. 91), Yeste (Del Horno, m. 82); y Urzaiz (Ezquerro, m. 76).

Goles: 0-1. M. 61. Jugada personal de Etxeberria por la banda derecha que culmina Gurpegui. 0-2. M. 84. Contragolpe de Etxeberria que asiste a Ezquerro y éste deja para que Tiko marque a placer. 1-2. M. 87. Centro al punto de penalti y Xisco se cuela entre los defensas para batir a Lafuente.

Árbitro: Fernández Marín. Amonestó a Loren, por una entrada por detrás, y a Lafuente, por pérdida de tiempo.

Unos 15.000 espectadores en el Colombino.

Era un partido menor. El Recreativo corría más, chocaba mejor, se anticipaba con mayor ánimo, pero su única ocasión, en la primera mitad, llegó porque César midió mal un bote y dejó a Molina encarar al portero: salió el aprendiz y disparó contra el exterior de la red. El Athletic, la tuvo con Urzaiz, pero al navarro le falta media temporada para coger su mejor forma. Así que a correr, que no diga Heynckes que es un lujo para el Athletic y alguno piense que los jugadores no sudan. Y a correr el Recreativo, que eso es su principal botín, o cuando menos el punto de partida para perseguir un sueño, la permanencia en Primera División.

Futbolísticamente, la historia se sobreponía a la actualidad. Muchos años, muchas anécdotas... poco juego, poco criterio. Resulta que un siglo después, el fútbol igualó, por abajo, a dos equipos con trayectorias contrarias durante medio partido. Más allá de la crisis por las declaraciones exultantes de Heynckes, de las antiguas lesiones, el Athletic ratificó que tiene el nivel de juego por los suelos, que salvó la actitud, vilipendiada últimamente, pero que era incapaz de derrumbar a un equipo sólo animoso. Y en esto surgió el chispazo. Etxeberria, el deseado, se metió entre dos angelicales defensas que asustados, no movieron ni un dedo del pie, provocó la salida del portero, que hizo lo propio, y cedió al hueco: apareció el de siempre, Gurpegui, un chico que es todo físico y tiene a bien acercarse a menudo al área contraria, encontró el balón y marcó a puerta vacía. Minutos después la jugada se repitió con idéntico final: la red.

Parecía como si el estado de necesidad afectara más a su prestigio al Athletic que a las urgencias del Recreativo, obligado a apurar con los rivales dolientes o en momentos de crisis. Por eso, el Athletic se adueñó del balón, lo manejó con más rapidez, con menos miedo y obligó a su rival a correr sin más sentido que acabar en un pelotazo,, aunque marcara Xisco. Eso le permitió jugar como querría hacerlo ante rivales más solventes. Tomó nota. Pero ganar fue cosa de Etxeberria, que acudió al rescate de la tropa sin más bagaje que su arrojo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de octubre de 2002