El presidente venezolano, Hugo Chávez, afirmó ayer que los servicios de inteligencia del país desbarataron una nueva intentona golpista que supuestamente se concretaría hoy domingo. "Hemos abortado un golpe de Estado", declaró Chávez en una reunión con alcaldes y gobernadores oficialistas, en la que hizo un llamamiento a sus aliados a "mantenerse alerta porque la amenaza golpista no ha sido eliminada". El presidente de Venezuela fue derrocado durante 48 horas el pasado 11 de abril por un golpe de Estado que acabó en fracaso.
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Chávez aseguró que "el presidente" que supuestamente asumiría el poder tras su derrocamiento sería el ex canciller socialdemócrata Enrique Tejera, cuya residencia fue allanada la pasada madrugada por la policía política (DISIP) y por la Dirección de Inteligencia Militar (DIM).
En la operación, calificada de "irregular" por los abogados de Tejera, fueron decomisados documentos, vídeos y un mapa en los que supuestamente se establece la estrategia de un golpe de Estado contra Chávez, según la información policial citada por la estatal Venezolana de Televisión. Tejera negó cualquier vínculo con planes subversivos y acusó a la policía de "sembrar" evidencias falsas en su contra, tras ser interrogado en la sede de la DISIP.
Chávez dijo además que, según los servicios de espionaje, la "amenaza constante de un paro general" por parte de las cúpulas empresarial y sindical forma parte del plan desestabilizador que "desarrollan sectores golpistas, fascistas y desesperados" de la oposición. "La amenaza del paro es para justificar el golpe antes del paro", afirmó Chávez, quien se excusó de no dar más detalles sobre la "estrategia de los golpistas" porque las investigaciones están en pleno desarrollo. Reiteró su llamamiento a un "diálogo nacional" y exhortó a los sectores privados y a la sociedad civil a "no dejarse manipular por una minoría desesperada".
El próximo jueves, en el marco de una marcha opositora convocada en Caracas, las cúpulas de las centrales patronal y sindical podrían decidir la fecha de una nueva huelga general, similar a las que esos mismos sectores auspiciaron en diciembre y abril pasados para obligar a Chávez a renunciar.
El presidente fue derrocado durante 48 horas el pasado 11 de abril por un golpe de Estado en medio de una huelga general indefinida declarada por los líderes de la patronal y del principal sindicato nacional.
Reuniones de golpistas
Ayer, el presidente confirmó la versión policial según la cual en la residencia del ex canciller Tejera se celebraron recientemente reuniones de presuntos golpistas, en las cuales se afinaron los detalles de la sublevación abortada. Dijo que tuvo acceso a la información que se trató en esas reuniones porque un militar activo que participó en ellas, supuestamente bajo coacción, le reveló personalmente los detalles.
Chávez leyó un documento que precisaba las primeras medidas del supuesto gobierno de facto y mostró unos panfletos en los que se exhortaba a su derrocamiento "antes del 6 de octubre para que en América Latina no reine el comunismo". Vinculó la fecha de su desalojo del poder con las elecciones presidenciales que se celebran hoy en Brasil, en las cuales, según las encuestas, podría ganar el candidato izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
"Para estos sectores [golpistas] todo lo que hable de desarrollo e igualdad es comunismo", dijo Chávez, al quejarse de que sectores que no identificó han calificado tanto a él como a Lula de "comunistas" por defender sus ideas de justicia social.
El pasado viernes, un grupo de parlamentarios oficialistas divulgó un par de documentos supuestamente golpistas, entre ellos el citado ayer por Hugo Chávez. Los documentos se habrían redactado para convertirse en decretos una vez que Chávez, hubiese sido depuesto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de octubre de 2002