Si finalmente EE UU decide atacar a Irak y, sobre todo, si se prolonga el conflicto armado, los grupos económicos que más sufrirán serán los grandes bancos, las aseguradoras y las empresas relacionadas con el turismo como las cadenas hoteleras y las compañías aéreas. Por el contrario, las empresas de medios de comunicación y las de consumo básico, como alimentación y farmacia, serían, junto a las petroleras, las más beneficiadas en su cotización.
No le están sentando nada bien los vientos de guerra a los mercados. Las cotizaciones bursátiles han caído hasta los niveles de 1995, empujadas por la desaceleración de la economía y la amenaza de guerra con Irak, que ya está pasando factura. La subida del petróleo se ha dejado sentir en los resultados de muchas empresas.
Según los analistas, el conflicto llega en uno de los peores momentos, ya que puede acelerar el deterioro de la economía y provocar la reaparición de tensiones inflacionistas. A su juicio, el presidente Bush se ha equivocado al elegir el momento para la guerra y al anunciarla con tanta antelación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de octubre de 2002