En el invierno de 1932 nació la radio en Córdoba. Con la EAJ-24, que así se llamó la primera emisora, fueron llegando Lucecita, una radionovela dulce y lacrimosa, los anuncios del Flan Potax (recuerde, sólo calidad), los discos dedicados (a Pepita, con cariño imborrable, Dos gardenias para ti), los partes, Cosiendo y cantando (un programa para modistillas), la propaganda de las neveras Pingüino, Radio Chupete (un concurso de niños cantarines)... Para ver y, lo que es más importante, oír todo esto sin necesidad de una máquina del tiempo, no hay más que acercarse al Teatro Cómico Principal, donde anoche se inauguró la exposición 70 años de Radio Córdoba. Hasta el 26 de octubre podrá visitarse esta selección de imágenes, objetos, sonidos y recuerdos.
Lo primero que uno ve al entrar en la sala es un armatoste grande y elegante en el que todavía se pueden poner discos de pizarra (la Marcha real, o Mi España), y escuchar la radio, llena de zumbidos pero perfectamente reconocible. Y a continuación, paneles llenos de retratos de las figuras más importantes de la emisora, textos que cuentan historias: de fondo, el sonido de primeras grabaciones originales, de entrevistas con los pioneros de Radio Córdoba, músicas, anuncios, felicitaciones...
'En los últimos cinco o seis meses hemos pedido a los oyentes que nos traigan cualquier artículo que pueda reflejar la esencia de la radio en estos años', explica Tomás García de la Torre, director de la emisora. 'Y hemos recibido grandes aportaciones'. Decenas de vitrinas le dan la razón. En una de ellas, una grabadora portátil que pesa varios kilos ('el concepto de lo portátil ha cambiado bastante', explica García de la Torre). En otra, micrófonos de todas las formas y tamaños, algunos suspendidos en el aire, otros sobre enormes plataformas. Y en lo alto, rodeando toda la sala, una colección muy colorida de discos de vinilo (de los que Radio Córdoba atesoró hasta 40.000), desde Elvis al Dúo Dinámico, de la Pantoja a los Sugarcubes.
A esta exposición, que llega acompañada de programas especiales, conciertos y conferencias, vendrán grupos de escolares, jubilados, peñistas e incluso miembros de la Asociación Provincial de Sordos, que podrá entender, con ayuda de intérpretes, todos los recovecos de la historia de la radio en la ciudad. ¿Se puede pedir más?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de octubre de 2002