No me gustan las banderas, ni los himnos, ni las fronteras..., no me gustan. Pienso que son muestras fehacientes de lo peor de la condición humana. Por eso, en estos días de exaltaciones de varios de estos fenómenos, para mí tan negativos y deleznables, creo que no está de más recordar la frase del escritor francés Gustave Flaubert: 'Todas las banderas están hechas de sangre y mierda'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de octubre de 2002