El Instituto Nacional de Estadística, se plantea vender los datos personales de los cuidadanos, eso sí, respetando siempre la normativa existente en esta materia, la Ley de Protección de Datos de Carácter Personal. No es para asustarse, a partir de ahí, el resto de nuestros datos personales que circulan por todas partes, tanto en entidades públicas como privadas, resultarán mucho más sencillos de obtener para las empresas que necesiten utilizarlos en función de sus intereses; al fin y al cabo si el Gobierno vende, los que se dedican exclusivamente a ello tienen más derecho que nadie.
Mantener políticos que se plantean tamañas barbaridades nos está saliendo muy caro a los ciudadanos desde el punto de vista ético. Estamos demasiado acostumbrados a que los asuntos que nos incumben se planteen desde la 'normalidad y la legalidad', dos términos que hemos convertido socialmente en sagrados.
A partir de ahora, ante encuestas provenientes de la Administración daré únicamente los datos que considere imprescindibles, a ser posible ninguno. Por si acaso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de octubre de 2002