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UN NOBEL PARA LA LITERATURA HÚNGARA

Una obra maestra de reconocimiento muy tardío

Imre Kertész sólo alcanzó el reconocimiento literario en su país cuando se publicó allí, en 1985, la segunda edición de su libro capital, Sin destino. El escritor tenía ya 65 años y todavía tardaría algunos más en alcanzar el reconocimiento literiario en todo el mundo.

Para ello hizo falta, por supuesto, que se tradujera al alemán. En ese idioma se tituló Novela de un hombre sin destino, y de inmediato se convirtió en un verdadero acontecimiento literario.

España tardó un poco más en conocer la obra de Kertész, cuyo nombre apareció con fuerza el año pasado, con motivo de su visita a la Residencia de Estudiantes, donde pronunció una conferencia dentro del ciclo "Ser europeos en el siglo XXI".

Así y todo, Sin destino se publicó en Plaza y Janés en 1996, y luego fue recuperada por Círculo de Lectores (1997) y, en 2001, por la pequeña editorial El Acantilado, que ha elaborado una pequeña biblioteca del autor con Yo, otro: crónica del cambio (diarios de 1997 traducidos en 2002) y el relato-oración Kaddish por el hijo no nacido (original de 1990 y publicado en 2001), en el que Kertész reflexiona sobre la imposibilidad moral que sufre un superviviente del holocausto para engendrar hijos. Además, la editorial Herder publicó en 1999 el ensayo Un instante de silencio en el paredón: el holocausto como cultura. El fracaso será el próximo título en aparecer, también en El Acantilado.

EL PAÍS ha publicado este año otras dos entrevistas con el escritor. En la primera, el 11 de marzo, Kertész recordaba que "existen medios para dominar al hombre". El pasado 14 de septiembre el suplemente cultural Babelia analizaba su última novela y hablaba con el Nobel sobre el Holocausto.

Dictadura y sufrimiento

El último título publicado en en España, Yo, otro: crónica del cambio, Imre Kertész reflexiona -en un viaje existencial a través de varias ciudades europeas- acerca de las transformaciones que afectan a las fibras más profundas del individuo que vive bajo las dictaduras y el sufrimiento. Kertész nos guía, a través de las grandes voces de la literatura y el pensamiento occidental, por la historicidad del yo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta ahora mismo.

Kertész sabe que la historia colectiva toma a menudo en lo individual valor de ejemplo. Así, en Kaddish por el hijo no nacido hace un doloroso autoanálisis, desgarrador y sin concesiones, sobre "el acontecimiento traumático de la civilización occidental" sufrido directamente por él, y establece una línea de conexión con la sombra alargada que Auschwitz proyecta sobre el colectivo de supervivientes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de octubre de 2002