Los grupos de la oposición lamentaron ayer la falta de 'independencia' del Síndic de Greuges frente al Gobierno y destacaron que el informe correspondiente al año 2001 -que el titular de la institución, Bernardo del Rosal, presentó el jueves en las Cortes- pone de manifiesto que las políticas del PP en materias sensibles como la sanidad, la educación o los servicios sociales generan un 'descontento profundo' entre la ciudadanía.
Andrés Perelló, portavoz adjunto del PSPV, señaló que la institución del Síndic lleva camino de convertirse en 'otra delegación del Gobierno', a la vista de la 'voluntad decidida' de su titular de no 'malhumorar' al Consell que a su juicio revela el último informe. 'Necesitamos un Síndic que no se sienta en deuda con el Gobierno, que no se prestigie trucando cifras o colocando atenuantes para no molestar a Gobierno, sino por la imparcialidad y por la defensa a ultranza de los derechos de los ciudadanos', dijo Perelló. 'Lo contrario, un Síndic que tiene que estar permanentemente pidiendo permiso al Gobierno, no es un Síndic, es un esbirro del Gobierno', añadió.
Por su parte, el portavoz de EU, Joan Ribó, dijo que el informe demuestra que las políticas del PP generan un 'descontento profundo' y lamentó que los cambios introducidos este año 'permitan disimular la hostilidad de algunas instituciones'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de octubre de 2002