Paradojas del tiempo, Daniel Cohn-Bendit, el antiguo revolucionario del Mayo del 68 francés, se convirtió ayer en un apasionado defensor de las instituciones (algo reformadas) y del proyecto de la Unión Europea (con un cierto toque verde). 'Europa es un proyecto para superar los nacionalismos; se ha demostrado que, cosas impensables hace unos años, como la desaparición de las fronteras entre Francia y Alemania, son posibles; necesitamos a Europa como proyecto social y ecológico contra el modelo de EE UU'.
Sus palabras provocaron una dura contestación de la escritora canadiense Naomi Klein. 'Ése es un discurso muy peligroso', dijo. La teoría de la escritora consiste en que la Unión Europea no actúa como 'alternativa' a Estados Unidos, como desearía también Cohn-Bendit, sino que 'forma una coalición' con Washington. Como ejemplo puso Klein las recientes negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Qatar, donde tanto Bruselas como el Gobierno de EE UU defendieron los intereses de sus empresas y de sus agricultores frente a los intentos de apertura comercial de los países más pobres.
Una fortaleza
Cohn-Bendit no sólo sufrió este ataque. Homi K. Baba, profesor de literatura inglesa y norteamericana en Harvard, también le reprochó la defensa de una Europa que se está convirtiendo en una fortaleza. El enfrentamiento entre los dos llegó a tener un cierto tono crispado. 'Dejemos de alabar la Europa que se encierra como una fortaleza contra la inmigración', le espetó a Cohn-Bendit. 'En este mundo globalizado en el que existen tantas identidades nacionales hay una presencia muy tangible que no podemos olvidar: los refugiados y los inmigrantes'. Cohn-Bendit le replicó con un ejercicio de pragmatismo, y recordó que, pese a disponer del poder, una experiencia que él ha vivido como concejal en Francfort, no se puede cambiar la realidad de un día para otro. 'No se puede actuar contra la voluntad de la mayoría; hay que ir convenciéndoles de la dirección correcta'.
La escritora Klein también rozó la polémica al poner al mismo nivel lo que ella consideró dos fundamentalismos esencialmente comparables: el islámico y el capitalismo de mercado. '¿Cómo descubrir a un fundamentalista? Es fácil: les encantan los sistemas; creen que con un sistema se pueden resolver todos los problemas; no hay más que rezar o ir de compras'. Klein es autora de un polémico libro, del que ha vendido millones de ejemplares, titulado No Logo: el poder de las marcas, publicado en España por la editorial Paidós, y en el que critica a las grandes multinacionales y al poder de la publicidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de octubre de 2002