Las verdes planicies de Espinavell (Ripollès) congregaron ayer a unas 5.000 personas dispuestas a dejarse seducir por la belleza de la tradicional Tria dels Mulats. Más de 300 caballos, entre los que se encontraban unos 90 potros nacidos al pie de la montaña del Canigó, descendieron de la alta montaña para ser vendidos. El evento gana cada año tirón popular, aunque son pocos los ganaderos que pueden ganarse la vida con la cría caballar. Josep Morer, alcalde de Molló, reclama ayudas para mantener una actividad que permite obtener carne de excelente calidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de octubre de 2002