Esta vez sí. El escritor Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939) ha ganado el 51º Premio Planeta (601.000 euros) con la novela El huerto de mi amada, que envió con el título de El efecto Siboney y bajo el seudónimo de Stanley Black. Narra la historia de un amor apasionado entre un joven de 17 años y una atractiva mujer de más de 30. "Es una novela de un amor imposible que fue posible", dijo anoche Echenique. La finalista fue la escritora Maria de la Pau Janer (Palma de Mallorca, 1966), que se presentó con el seudónimo de Carlota F. con la novela Las mujeres que hay en mí, en la que cuenta la historia de tres generaciones de una familia, a través de una nieta e hija, de 20 años. Es la primera vez que Janer, autora en lengua catalana, se presenta a un premio en castellano.
En 2001 el mundillo literario dio como seguro ganador del 50º Premio Planeta a Alfredo Bryce Echenique, pero el escritor peruano, tan querido por todos, no tenía la novela acabada, y no es un hombre que se precipite por conseguir un premio. Ganó Rosa Regàs con la novela La canción de Dorotea, uno de los grandes éxitos del Planeta.
Este año, sí; este año, Alfredo Bryce Echenique tiene novela acabada. Bryce fue proclamado ganador al filo de la media noche aunque algunos diarios digitales ya lo daban por hecho a las 10.00. Bryce dijo antes de recoger el premio de manos de Ana Botella, que retomaba en este libro el escenario del Perú de los años cincuenta y sesenta, para contar la historia de un excéntrico personaje zarandeado por un amor prohibido.
Los planetólogos consideran que de unos años a esta parte, el Premio Planeta, uno de los más populares en España, está variando su rumbo mediático por propuestas de autores más literarios. La tradicional velada del Planeta se celebró en el Palau Nacional de Montjuïc y entre los numerosos asistentes al acto estaban escritores como Rosa Regás, Ana María Matute, Maruja Torres, Suso del Toro, Espido Freire; del mundo editorial, como Emiliano Martínez; políticos, entre otros, Joan Clos y Xavier Trias; también acudió Luis Racionero.
En la novela, Echenique arranca con el relato de una fiesta al ritmo de la famosa canción Siboney, en la que un jovencito de 17 años se encuentra con una mujer de alrededor de treinta y que, tras convertirse en el escándalo de la velada, huyen juntos a la finca de ella, La Huerta del Amor.
Maria de la Pau Janer debuta en castellano con Las mujeres que hay en mí, que presentó al Planeta bajo el seudónimo de Carlota F. Janer explicó ayer que la novela relata la vida de tres generaciones a través de una joven que llega a los 20 años con la inquietud de saber que su abuela y también su madre murieron justamente a la misma edad que ella tiene ahora. Con esta novela "de pasión y grandes secretos", según la autora, Janer regresa a su Mallorca natal, isla que protagonizó otra novela suya, Lola, que ganó también un premio de Planeta, el Ramon Llull, de literatura en catalán. Janer afirmó que con esta novela en castellano pretende llegar a más lectores. "Ha sido un reto personal. Esta novela podía haber acabado en un cajón, pero ví que funcionaba y decidí presentarme al Planeta".
Al Premio Planeta 2002 han concurrido 523 novelas, más que en cualquier otra edición, en su mayoría procedentes de España y de América Latina (96). El Planeta está dotado con 601.000 euros y el finalista con 150.250 euros. La otra buena noticia de la noche de los Planeta fue que Echenique, que tras 30 años de exilio en diferentes países europeos (entre ellos España) regresó a Perú, ha decidido volver a España. Cuando Maruja Torres le preguntó sobre si se instalaría en Barcelona, Echenique respondió: "¿Alguna vez me fui de Barcelona? Quiero vivir entre Lima y Barcelona. Lo importante es que en cada sitio tengas un lugar para estar bien".
Echenique es autor de novelas tan consistentes como Un mundo para Julius, No me esperen en abril, Reo de nocturnidad, La vida exagerada de Martín Romaña, Tantas veces Pedro, A trancas y barrancas, El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz, La amigdalitis de Tarzán, Permiso para vivir: antimemorias, o su último libro publicado en España, Guía triste de París.
El escritor decidió en 1999 regresar a Perú. Cerró su casa de Madrid, se llevó toda su biblioteca, su discoteca, su apreciado sillón Voltaire, que le regalaron los libreros franceses cuando publicó en Francia La exagerada vida de Martín Romaña... Ahora desencantado de su país, ha decidido regresar a España y, quizá para estar más cerca de su agente literaria, Carmen Balcells, y de otros muchos amigos, ha elegido Barcelona como residencia.
Maria de la Pau Janer, hija del también escritor Gabriel Janer Manila, es una de las autoras más vendidas en catalán, lengua que hasta ahora ha utilizado en exclusiva para su producción literaria y ensayística. En catalán ha obtenido o ha quedado finalista en casi todos los grandes premios con una obra en la que han abundado historias de amor, reflexiones sobre la trascendencia del azar en la vida de las personas, las idas y venidas de la memoria y los regresos a la patria chica. Su producción, que ha conectado con un público heterogéneo, tiene un agudo tono intimista y confesional.
En Las mujeres que hay mí, Janer, que reside en un molino en su isla natal, se mueve en un territorio que conoce bien. La historia se desarrolla en una casa señorial de Mallorca envuelta en un halo de misterio. Una historia de suplantación de personalidades en una familia mallorquina centró también Lola. La misma Janer definió ese libro como "una novela sobre el paisaje de la isla".
Habitual de los medios de comunicación -ha presentado programas de literatura en la televisión y la radio catalanas- y profesora de filología en la Universidad de las Islas Baleares, Janer empezó a publicar en 1988, con sólo 22 años. Desde entonces, ha dado forma a una extensa obra en la que se incluye un libro a cuatro manos con Miquel de Palol, Sense compromís de perversitat (Sin compromiso de perversidad).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de octubre de 2002