La subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, aprovechó ayer la presentación de la exposición Pintura europea en el Museo de Bellas Artes de Valencia para insistir en su argumentación sobre la conveniencia del proyecto de desmontaje de las 86 piezas del claustro renancentista del Embajador Vich, integradas en el antiguo convento de El Carme, para unirlas a las almacenadas en el Museo de Bellas Artes y reconstruir el patio en la nueva fase de ampliación de la pinacoteca. Para ello, Ciscar estuvo arropada por el jefe del área de Museos, Juan Carlos Lledó, el arquitecto responsable del desmontaje, Salvador Vila, y el inspirador del proyecto, el director del Museo de Bellas Artes, Fernando Benito. No fue, claro, ninguno de los técnicos de la propia consejería, que se han manifestado contrarios a una propuesta que ha generado un debate entre los especialistas y los vecinos de El Carme.
Lledó defendió la legalidad de la iniciativa en virtud de la Ley de Patrimonio que 'obliga a unir elementos dispersos de los monumentos'; Vila resaltó la oportunidad de 'recuperar el patio y el espacio gótico donde está impostado', y sugirió que muchas de las voces críticas se explican por desconocimiento del proyecto; Benito subrayó la importancia de 'sacar del abandono' y 'visualizar' uno de los patios renacentistas valencianos más importantes, del que se conserva el 80% de las piezas, según afirmó.
Elementos para el debate y para la interpretación. Para acometer el proyecto se realizará una réplica de las piezas faltantes, el 20% del total, pero no se pueden hacer réplicas de los vestigios del convento de El Carme (que representa el 50% del patio), como proponen algunos, porque 'es ilegal reproducir falseando las piezas'. La comitiva institucional mostró a los informadores el espacio destinado a la 'instalación museográfica', según definición de Benito, que servirá de 'arranque del discurso museográfico de la colección', una vez concluida la cuarta fase de ampliación del Museo de Bellas Artes, cuya inauguración está prevista para la próxima primavera. La reconstrucción del claustro de la discordia tardará un poco más y costará 942.000 euros. El desmontaje, que ya está licitado, durará un mes, y las posteriores obras alrededor de un año.
Y antes de finalizar este año se clausurará la exposición en que se muestra una selección de las pinturas italianas y flamencas de la pinacoteca a través de 88 obras, 31 de ellas nunca exhibidas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de octubre de 2002