El presidente venezolano, Hugo Chávez, inició ayer en París una gira europea que le llevará también a Roma, Londres y Oslo antes de volver rápidamente a su país, donde la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la patronal Fedecámaras han convocado una huelga nacional para el lunes próximo, tercera en lo que va de año, en exigencia de que el presidente dimita o convoque elecciones.
Chávez rechazó desde París ese ultimátum. La visita europea se produce tras las enormes manifestaciones en contra y a favor del presidente que agitaron Venezuela la semana pasada. Al alejarse de su país en medio de los preparativos para otra huelga, Chávez trata de demostrar que mantiene el control de la situación. Venezuela es uno de los principales productores de crudo del mundo, una fuente de energía sometida actualmente a tensiones de precios provocadas por las incertidumbres sobre un conflicto militar en Irak. El presidente venezolano se entrevistó en París con una representación de empresas francesas, entre ellas la compañía petrolífera TotalFinaElf, antes de ser recibido brevemente en el El Elíseo por el jefe del Estado francés, Jacques Chirac, quien manifestó su deseo de que la crisis venezolana se resuelva por medio del "diálogo".
Es la tercera visita de Chávez a Francia desde que preside la República de Venezuela. En una ocasión anterior expresó su interés por la situación de Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como Carlos el Chacal, el hombre que secuestró a los embajadores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Viena en 1975, actualmente encarcelado a perpetuidad por el asesinato de tres personas en la capital francesa.
Un centenar de personas protestó contra la presencia de Chávez en las cercanías de la embajada venezolana en París, fuertemente custodiada por la policía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de octubre de 2002