La conferencia de Pilar del Castillo, ministra de Educación, Cultura y Deportes, anoche, en el Club Siglo XXI, congregó a un buen número de famosos. Ana Botella; actores como Javier Bardem o Agustín González; el productor Eduardo Campoy; el realizador Luis García Berlanga; los diseñadores Ángel Schlesser, Jesús del Pozo y Enrique Loewe; el director de teatro Lluís Pascual; los directores del Prado y del Reina Sofía, Miguel Zugaza y Juan Manuel Bonet; pintores como Luis Gordillo; otros como Eduardo Serra, Francisco Pérez González y José Manuel Lorenzo, y cargos de Cultura, que siguieron la conferencia de la ministra titulada Cultura y política cultural, en la que reflexionó sobre las áreas que gestiona sin aportar ni una sola propuesta nueva.
"La cultura puede entenderse simultáneamente como un conjunto de valores capaz de orientar e inspirar un trabajo creativo y como el producto de ese mismo trabajo creador", dijo Del Castillo, que defendió que la política cultural, junto con la educación, son el campo de acción política más delicado e importante. La ministra añadió que en el plano de la organización política, el Estado de las autonomías español es un ejemplo de cómo los elementos culturales propios y las especificidades singulares pueden combinarse.
Del Castillo añadió que las grandes líneas de trabajo del ministerio se dirigen a reforzar la base del tejido cultural español y como ejemplos citó el Plan de Fomento de la Lectura, el Plan Integral de Museos y la Ley del Cine. Para finalizar, aseguró que las políticas culturales de inspiración liberal son las políticas del futuro.
Tras la conferencia se sirvió una cena en la que estaban invitados muchos de los asistentes. Javier Bardem, que no se quedó al ágape, calificó como "una experiencia" su asistencia al acto. Y Juan Luis Galiardo, que llegó con retraso, protestó por lo que consideraba "una compra aclamatoria. Creía que venía a hablar con gente de la cultura sobre cine, pero me he encontrado con un discurso a favor de una política de inspiración liberal en la que no creo en absoluto". No era esa la percepción de la ministra, quien, antes de entrar en el comedor, hablaba eufórica con unos amigos comentando el éxito de la convocatoria y decía: "Ha venido hasta Tina Sainz".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de octubre de 2002