Al menos cinco personas murieron ayer y otras 146 resultaron heridas al estallar dos bombas en una zona comercial de Zamboanga, en el sur de Filipinas, apenas cinco días después del sangriento atentado de la isla de Bali. La explosión más mortífera fue la primera, que conmocionó a los paseantes en un abarrotado centro comercial situado a unos 200 metros de las oficinas de la policía de Zamboanga. Media hora después, y cuando todavía reinaba la confusión en el área, estalló un segundo artefacto en otro local comercial, sembrando el terror entre quienes atendían a los heridos.
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Las víctimas, todas de nacionalidad filipina, fueron evacuadas a los hospitales. Algunas presentaban mutilaciones y quemaduras de gravedad. Poco después de las explosiones, la policía encontró otros dos artefactos explosivos.
Dieciséis personas, entre ellas un malaisio y dos turcos que se encontraban cerca del lugar cuando ocurrieron las explosiones, estaban siendo interrogadas por los agentes.
El jefe de la Policía Nacional filipina, el general Hermógenes Ebdane, pidió calma a la población, y descartó que 'se trate de un incidente que tenga conexión con el de Bali'. Sin embargo, fuentes militares filipinas atribuyeron los atentados de ayer a grupos radicales islámicos, probablemente ligados a la organización Yamaa Islamiya, acusada del ataque de Bali.
En el sur de Filipinas actúa también la guerrilla islámica Abu Sayyaf, que quiere crear un Estado islámico independiente y a la que los gobiernos de Washington y Manila vinculan asimismo con la red de Osama Bin Laden.
Zamboanga, con mayoría de población cristiana, ya sufrió otro ataque a principios de mes, cuando un soldado de Estados Unidos y dos filipinos murieron al estallar una bomba en un bar. El militar estadounidense pertenecía a un grupo de más de 250 soldados norteamericanos desplegados en la región desde el pasado mes de julio, dentro de las operaciones conjuntas con el Ejército de Filipinas para combatir a la guerrilla integrista de Abu Sayyaf, que ha secuestrado a varios grupos de turistas occidentales. La semana pasada, otro artefacto explosivo fue encontrado en un vehículo de transporte público.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de octubre de 2002