No sé si queda algún tonto que pague algo por trabajar a un recién llegado al mercado laboral. Sería un acto ineficiente castigado por el mercado.
En cuanto acabe la carrera voy a ver si consigo unas prácticas y adquiero un poco de experiencia laboral. Pienso ofrecerme de balde, faltaría más. A eso le llaman los terrícolas cooperación Universidad-Empresa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de octubre de 2002