La situación que vienen sufriendo los vecinos de la zona Elvira, desde el Triunfo a Plaza Nueva, incluidas las calles adyacentes, plaza de la Merced, plaza Nueva y Reyes Católicos con sus calles adyacentes, Carrera del Darro y Santa Ana. Además de los problemas del botellón que tienen especial incidencia en zonas como Carvajales, Santa Ana, La Merced, placeta del Triunfo, plaza de la Libertad,... la acumulación de bares en Elvira-Plaza Nueva y Carrera del Darro hacen que durante el fin de semana la presencia masiva de personas en estas zonas sea permanente, provocando con sus ruidos el insomnio de quienes viven en estas zonas.
La situación vivida el sábado por la noche es la característica de estos hechos:
-Establecimientos no autorizados como lugares de consumo de bebidas (tiendas de alimentación, bocadillerías,...) abiertos a las dos de la madrugada vendiendo litronas y botellas de licores o cubitos de hielo.
-Presencia de vagabundos con perros sueltos peleándose en la misma calle Elvira o en La Merced.
-Aglomeraciones de decenas, en algunos puntos sobrepasando el centenar, en las puertas de los establecimientos (Elvira, Cárcel Baja, Cuchilleros, Santa Ana, Sillería, Almireceros, Cedrán, Arteaga,...), consumiendo bebidas de los establecimientos o de sus bolsas, o, simplemente, gritando,... ya que ante el nivel tan alto de ruido es la forma de entenderse, lo que finalmente provoca un verdadero escándalo.
-Establecimientos que no tienen licencia para música, con música e incluso las puertas abiertas para atraer a la masa humana que se mueve por la calle.
En la noche del sábado las actuaciones de la policía apenas se dejaban ver en algunas zonas, en el caso de la calle Elvira no había ninguna presencia policial a las dos de la madrugada pese a la situación descrita, y en otras zonas de botellón (La Merced, Colcha-Monjas del Carmen,...) era de tal magnitud que parecía desbordar a la policía. Pese a que algunos de estos hechos se pusieron en conocimiento del 092, sólo me comunicaron que las patrullas del botellón estaban en las zonas asignadas y que no podían atender los problemas de perros o comercios abiertos.
Por todo ello, se exige el control tanto policial como medioambiental para hacer respetar las ordenanzas municipales y reiteramos una vez más la necesidad de que el Ayuntamiento adopte las medidas necesarias, y en su caso ordenar estas prácticas en lugares donde no se atente a los derechos de los vecinos que residen en la ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de octubre de 2002