Escuchaba por radio la crítica de que, allá por agosto de 1861, un rey nativo de Lagos (Nigeria) había regalado a Inglaterra, junto con los terrenos del puerto, una bella pieza arqueológica de hacía más de 400 años. En ese momento me vino a la memoria el 'crimen' que, a finales de los años 40, los 'gerifaltes de turno' extrajeron de la Plaza de España de Sevilla los azulejos que formaban el cuadro más próximo a la torre norte, antes del banco dedicado a Álava, que como representaba la fundación de Buenos Aires se los obsequiaban a Evita Perón, que viajaba por nuestra tierra en aquellos días.
La 'chapuza criminal' aún puede contemplarse, a pesar de las obras. Basta con asomarse por un orificio de las mallas de las obras y veremos un grupo de ganado bravo siguiendo a un caballista, firmado por Martínez de León, alrededor de ese 'parche que tira bocao' se ve perfectamente en los azulejos del antiguo la firma del autor, que es nada más y nada menos que Enrique Orce Mármol, autor de casi el 90% de las obras que embellecen la muy lujosa Plaza de España (hoy en reparación), ocasión que podían aprovechar nuestros 'mandamases', sino para reponer la Fundación de Buenos Aires (que sería pedir la luna), sí la de otros motivos sevillanos firmados por el muy ilustre Enrique Orce que, esperando 'no sé qué', duermen en los almacenes municipales de la Plaza de España, mientras los falsos ocupan su sitio en la plaza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de octubre de 2002