Leo con sorpresa y estupefacción el artículo de opinión del Sr. Herrero publicado el domingo 20 de Octubre. Precisamente, como miembro del cuerpo docente al que pertenece, me sorprende su talante insolidario y su inexistente civismo cultural con la realidad valenciana.
No comprendo su acérrima oposición al requisito lingüístico para el profesorado que imparte en nuestra comunidad, cuando a nadie extraña (espero que al Sr. Herrero tampoco) que en el resto del Estado se requiera al profesorado extranjero la misma acreditación, pero para con el castellano. La realidad lingüística del País Valenciano es mayoritariamente castellana en las capitales, pero no por ello se puede condenar al ostracismo y a la desaparición a la cultura autóctona del territorio; por mucho que personas como el Sr. Herrero con su planteamiento segregador y la actuación política de la actual Generalitat se esfuercen vehementemente en ello.
Un sistema educativo segregado no favorece la creación de una sociedad bilingüe a través de la integración cultural, sino que agrava el predominio de una lengua sobre la otra, aquí el castellano sobre el valenciano. Lamento la beligerancia del Sr. Herrero con la cultura y lenguas de los valencianos, más aún por el hecho de ser profesor y las responsabilidades que ello conlleva.
Efectivamente, como él mismo admite, el Sr. Herrero debió de confundirse de manifestación hace 25 años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de octubre de 2002