Sólo por exhibir por primera vez el Guernica, de Pablo Picasso, habría pasado a la historia.Pero hubo mucho más en la Exposición Internacional de las Artes y las Tecnologías de 1937. Se desarrolló en una época convulsa. El gobierno francés la concibió para levantar los ánimos de la población a través del arte y de la ciencia. Se respiraban vientos de preguerra. A orillas del Sena, se levantaron numerosos pabellones. En algunos de ellos trabajaron reputados artistas procedentes de las vanguardias. Es el caso de la pareja formada por Robert y Sonia Delaunay. Se encargaron de la decoración de los pabellones del Ferrocarril y de la Aviación, que resultaron ser, finalmente, los más 'transgresores y vanguardistas' de toda la exposición. En ella 'los países participantes intentaron demostrar el poderío técnico, económico y militar' en un momento en que Alemania estaba reuniendo sus tropas.
Lo explicó ayer Javier Riaño, comisario de la exposición Robert y Sonia Delaunay. Exposición Internacional París, 1937, que ayer se inauguró en la sede de la Fundación Bancaixa de Valencia. La selección reúne unos 40 dibujos, fotografías y maquetas provinientes de diversas colecciones particulares, archivos y museos, como el Centre George Pompidou.
El comisario subrayó que la exposición 'marcó un antes y un después en el mundo del arte, ya que se pasó de la figuración y de una pintura clásica a la demostración de un arte nuevo con creadores que arriesgaron mucho en su obra'.
Robert y Sonia Delaunay, que trabajaron estrechamente con los arquitectos de los pabellones, realizaron una obra marcada por la simbiosis entre cubismo, dadaísmo y abstracción y que mostró 'totalmente la eclosión de las vanguardias', añadió el comisario. El trabajo de trasladar los bocetos al mural, cuyo tamaño final oscilaba entre cinco y 10 metros fue elaborado en 10 días por dos equipos de 20 personas.
Francés de nacimiento, Robert Delaunay (1885-1941) pasó por diversos estilos hasta crear el llamado orfismo, que intenta superar la rigurosa y a veces fría monotonía del cubismo analítico con un nuevo empleo de la perspectiva y de la construcción interna del cuadro y del color. Sonia Terk, de origen ruso, llegó también a una manera muy personal de expresión a través de enormes composiciones coloristas. Ejerció una profunda influencia sobre la decoración contemporánea y también sobre el cine y el teatro.
Sorprende, de hecho, en la exposición la diversidad cromática de los bocetos. También las fotografías de los pabellones de la Alemania nazi y de la URSS comunista, que se han colocado muy próximas. El primero fue diseñado por el arquitecto del Gobierno liderado por Hitler, Albert Speer, y comparte con el pabellón soviético los rasgos de una arquitectura monumental que se identificaría con los regímenes totalitarios, si bien el pabellón del Gobierno de Stalin suavizaría sus formas con unas enormes esculturas que coronaban el edificio.
La exposición de Bancaixa, que se clausura el 12 de enero, está acompañada por un catálogo y por un taller didáctico dirigido a escolares, que podrán inspirarse en las formas geométricas de los Delaunay.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de octubre de 2002