Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Duishebaiev

No me gusta el balonmano, pero tampoco pretendo hablar de ese deporte. Aceptar la acción de Duishebaiev (la admitida por su protagonista agresión brutal, consciente y voluntaria a un jugador de otro equipo), dar como respuesta el silencio, no suspenderlo a perpetuidad nos retrata como sociedad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de octubre de 2002