El nuevo líder del PP catalán, Josep Piqué, ha lanzado esta semana su proyecto catalanista, que se sitúa no obstante en un escenario poscatalanista. Según su análisis, el catalanismo político ha desempeñado un papel histórico esencial para transformar Cataluña y España, pero ya ha alcanzado todos sus objetivos y, por tanto, se ha convertido en innecesario. El proyecto de Piqué toma como referente la vertiente hispanista de Francesc Cambó, aunque con una diferencia clave: mientras que el líder de la Lliga presentó un proyecto para España desde un partido de ámbito catalán, Piqué hace lo contrario: aspira a que Cataluña haga suyo el proyecto de un partido de ámbito español. El ministro sostiene que la España de hoy -'moderna, abierta, respetuosa con la pluralidad'- es la que siempre soñó el catalanismo y, por tanto, el conflicto ha desaparecido. Al mismo tiempo, considera que Cataluña goza del mejor autogobierno y sistema de financiación de su historia, con lo que ha llegado el momento de dejar de debatir sobre las competencias y centrarse en analizar si la Generalitat es competente al administrarlas. En este sentido, Piqué afirmó que el Gobierno de CiU, al que el PP lleva seis años apoyando en el Parlament, no ha sido precisamente un modelo de buena gestión. Piqué se opone a reformar el Estatuto y considera que hay que dejar atrás el discurso del 'agravio' y de la reivindicación. El PP, ha dicho, no se conformará con apoyar al Gobierno catalán desde fuera, sino que aspira a asumir carteras para normalizar su situación en Cataluña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de octubre de 2002