El eje París-Berlín, ausente en la política de la UE desde la tormentosa cumbre de Niza en diciembre de 2000, resucitó ayer con fuerza en Bruselas. Pocas horas antes de comenzar la cumbre europea, Gerhard Schröder y Jacques Chirac alcanzaron un pacto global que condiciona todo el presupuesto comunitario hasta 2013 y la futura organización de la UE. Ambos decidieron que, a partir de 2006 y hasta 2013, no aumentará ni un euro el capítulo dedicado a fondos agrícolas y que se limitarán los fondos regionales y el cheque británico. En enero, anunciaron, presentarán un proyecto común sobre cómo deberá ser y funcionar la Unión en el futuro.
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Tres horas antes de comenzar la cumbre, Chirac y Schröder suscribieron por su cuenta lo que ya puede denominarse "el pacto del Conrad", el nombre del hotel en el que se vieron al margen del resto de líderes. El pacto consiste en que a Alemania, el principal contribuyente a las arcas comunitarias, le salga gratis la ampliación pese a que será su principal beneficiario político y comercial. A cambio, queda aparcada la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) prevista para el periodo 2004-2006 que rechazaba Francia.
Berlín y París aceptaron que los 10 países que ingresarán en la UE en 2004 perciban ayudas directas a los agricultores: están previstos 9.650 millones de euros entre 2004 y 2006. A partir de este año, cuando deberán entrar en vigor las nuevas perspectivas financieras para el periodo 2007-2013, el gasto agrícola anual será el mismo que en 2006: exactamente 45.533 millones de euros (41.600 para los actuales 15 miembros del club y 3.933 para los 10 incorporados). O sea, que habrá que repartir entre 25 casi lo mismo que hoy existe para 15. Teniendo en cuenta que la PAC supone el 45% del presupuesto de la UE, el alivio para Berlín es obvio.
"La construcción de la UE se ha basado siempre en el esfuerzo coordinado de Francia y Alemania. Así fue con seis Estados y lo será más tras la ampliación", recordó Chirac tras hablar con el canciller alemán. "Hasta 2006 nada cambiará, pero a partir de 2007 comenzará la estabilización de los gastos agrícolas", añadió Schrö-der. El recorte no se quedará ahí. El canciller y el presidente francés aludieron a la necesidad de "controlar", como dijo Chirac, y "limitar", como precisó Schröder, los fondos estructurales (los regionales, de los que España, el más beneficiado, recibirá 44.000 millones entre 2000 y 2006) y el cheque británico, que este año supone 4.489 millones de euros.
Las consecuencias del pacto parecen claras. Los países que hoy reciben los fondos (los agrícolas, Francia y España sobre todo, y los regionales, España, Italia, Grecia, Portugal...) tendrán que ir reduciendo sus ingresos en esos capítulos a medida que los incrementan los nuevos socios, sin que los contribuyentes netos (Alemania, Holanda o Suecia) tengan que poner más dinero. Para el periodo transitorio 2004-2006, los Quince aportarán unos 43.000 millones de euros (25.000 para fondos regionales, aunque Berlín quiere rebajar la cifra a 21.400 millones), es decir, entre 10 y 15 euros por habitante de la actual UE para unos países cuya renta per cápita media no llega al 44% de la media entre los Quince. "Todos hemos de hacer un esfuerzo financiero", señaló el ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin.
Anoche en Bruselas todo el mundo esperaba para hoy la reacción de los otros 13 miembros. El presidente actual de la UE, el danés Anders Fogh Rasmussen, saludó el acuerdo, que "lógicamente" hará menos difícil la cumbre. "Las negociones no han terminado pero existe una base para llegar a un compromiso", dijo, pero enseguida recordó que en la UE hay 15 Estados y que todos hablarán hoy. "Todos saludan el acuerdo franco-alemán, aunque es cierto que algunos países miembros mantienen algunas reservas", añadió.De entrada, según fuentes oficiales británicas, Tony Blair estaba "muy disgustado" tras hablar por la tarde con Chirac. También iba a hacerlo anoche con Schröder. "Esperemos y veamos", repetían los portavoces británicos, para quienes la supuesta eliminación del cheque británico "es innegociable al menos hasta 2006".
La ministra española de Exteriores, Ana Palacio, desdramatizó las consecuencias al afirmar que no sólo habrá acuerdo final si lo asumen los Quince, pero que España asume "sentarse y dialogar" para encontrar soluciones "razonadas y razonables" para toda la UE, aunque cada país también tenga que defender sus "intereses".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de octubre de 2002