El género narrativo del yo, que incluye desde las memorias a las biografías o autobiografías, se ha considerado tradicionalmente como una forma de hacer historia, de manera elistista y conservadora, pues era más bien propio de políticos o determinadas personalidades. También es un género en el que el autor es muy dado a construirse a sí mismo, a incoporar falsedades y mentiras hasta el punto de crearse el personaje de uno mismo, y caer muchas veces en la contradicción. Un aspecto este último que no deja de tener significación para los estudiosos de la historia. En cualquier caso, la biografía se ha configurado en los últimos tiempos como uno de los géneros que centran más la atención de la historiografía, que inició, ya hace años, el rescate de esa visión conservadora de la representación del yo.
Todas estas cuestiones formaron parte del debate en la primera jornada del octavo seminario hispano-británico Representaciones del yo desde el renacimiento hasta nuestros días que, organizado por la universidades de Valencia y East Anglia (Gran Bretaña), inauguraron ayer el rector, Francisco Tomás, y la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar. El congreso, que concluye hoy, reúne a prestigiosos historiadores españoles, ingleses e irlandeses.
Otro foco de interés, según apuntó Isabel Burdiel, una de las coordinadoras del seminario, fue la constatación de las diferencias entre la dilatada tradición protestante en la escritura de memorias y biografías en contraposición con la católica. Los expertos pusieron de relieve que el protestantismo, al permitir tener una relación directa con Dios, da lugar a un predominio del yo, a un individualismo que propicia el cultivo de este género; al contrario que el catolicismo, que instaura la intermediación de la Iglesia en la relación divina y resulta más comunitaria y ritual. Sin embargo, el historiador Colin Davis refutó esta tesis afirmando que en el fondo son 'profundamente gregarios y comunitaristas', como demuestra la sumisión a Dios de una autobiografía del siglo XVII. Esta intervención abrió un debate en el seminario que concluye hoy.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de octubre de 2002