El público, que llenaba Vallecas el pasado 28 de abril en el Rayo-Athletic, dejó escapar un grito de desolación: Míchel, su venerado Míchel, había caído al césped con el tendón de Aquiles de la pierna derecha hecho trizas. Él había sido el culpable del triunfo (4-2) que servía al equipo para agarrarse a la Primera División tras tanta zozobra. El primer diagnóstico cifró en seis los meses de recuperación si no surgían complicaciones. No han surgido. Y hoy, ante el Deportivo, a dos días de que se cumpla ese plazo desde una lesión que hirió al Rayo en pleno, incluidos sus dirigentes -amén del cariño que le profesan, pensaban sacar un buen dinerillo con su traspaso al Betis-, Miguel Ángel Sánchez, Míchel, que el lunes cumplirá 27 años de edad, vuelve a vestirse de futbolista.
'Es el jugador con más calidad que he tenido a mis órdenes'. Podría venir esta frase de un técnico primerizo por cuyas manos sólo hubiera pasado gente de segunda fila. Pero no. Pertenece a Fernando Vázquez, el entrenador del Rayo, el de Míchel, con siete temporadas de experiencia en Primera y que ha dirigido, entre otros, a Tristán y Joaquín.
'Me enorgullece que diga eso de mí. Sé que los compañeros también lo han hecho y han estado a muerte conmigo. Ahora me toca agradecérselo', responde un Míchel cauto porque reconoce no estar aún al ciento por ciento. 'Pero, si juego, no voy a tener miedo al meter la pierna. Lo he hecho en los entrenamientos, en los que también hay golpes y encontronazos, y no ha pasado nada', advierte.
Vázquez ha decidido convocarle. Quiere darle minutos desde ya mismo. El club le necesita. 'Es un futbolista grande', explica; 'le va dar mucho al equipo, al que hasta ahora le han faltado los tres jugadores que le añaden un plus de calidad: Luis Cembranos, Quevedo y él. Pero hay que ir con cuidado porque su lesión provoca que los gemelos se atrofien. Creo que ahora está para 15 o 30 minutos'.
Su percance le impidió a Míchel firmar un contrato sustancialmente mejor. El Betis negoció su fichaje con el Rayo y todo se vino abajo cuando ya sólo faltaba la firma del jugador. Hace unos días, Míchel, que acababa su compromiso vallecano a final de curso, ha renovado por tres temporadas más. 'No me vine abajo', reflexiona; 'me he quedado aquí, pero es un lujazo hacerlo. Soy un privilegiado por llevar tanto en el Rayo'.
Sonríe Míchel y sonríe el Rayo con el regreso de este jugador menudo, de apariencia frágil, dueño de la zurda que conquistó Vallecas y ha conquistado a su técnico, a Vázquez, feliz con 'el mejor fichaje, alguien que debería estar en un grande, un pedazo de futbolista'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de octubre de 2002