'Esto han sido dos asesinatos en toda regla. Les han molido a palos'. Así describía un mando policial el doble homicidio descubierto ayer en El Casar de Escalona (Toledo). La pareja, que estaba en posición fetal enterrada a unos dos metros de profundidad, se encontraba vestida. Los investigadores y el forense no pudieron determinar en la primera inspección ocular cuánto tiempo llevaban muertos, aunque calculan que cinco o seis días.
El primer cadáver en ser hallado fue el de Emiliana Fernández Garrido. La pala excavadora se topó con uno de sus pies y, poco a poco, los agentes la desenterraron. 'Para matarles probablemente usaron un objeto contundente como un hacha', según fuentes policiales. 'El doble homicidio se debió a un ajuste de cuentas entre una banda de italianos, colombianos y españoles y dos de sus compradores por un cargamento de droga que las víctimas no habían pagado', concluyeron. La cantidad podría ser de unos ocho kilos de cocaína.
Emiliana Fernández Garrido y Carlos José Lapa eran conocidos de la policía. En sus fichas, constaban varias detenciones por tráfico de drogas, denuncias falsas y por reclamaciones judiciales. Lapa tenía pendiente un ingreso en prisión dictado por la Audiencia Provincial de Madrid.
La fallecida, por su parte, colaboró estrechamente hace tiempo con la policía, lo que pudo desencadenar el doble homicidio. En la operación, también ha habido testigos protegidos que han permitido desenredar el entramado delictivo.
La operación sigue abierta, ya que falta algún domicilio de la banda por registrar. También queda pendiente alguna detención como la de otro supuesto capo. Según la policía, además de Pascuale D., el grupo contaba con otro jefe con más poder. Ayer se respiraba un ambiente de abatimiento en la Jefatura Superior de Policía por no haber podido evitar el doble homicidio. De hecho, no compareció ante la prensa ningún mando policial para explicar la operación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de octubre de 2002