La circulación por el casco antiguo de Cádiz, vertebrado por calles muy estrechas, es casi una odisea por los continuos atascos, a los que contribuyen además las tareas de carga y descarga, para la que no existen puntos regulados. Además, encontrar aparcamiento es casi un milagro. El propio teniente alcalde, José Blas Fernández, ha acuñado un nuevo término, ''coches lapa', en alusión a los vehículos que sus dueños no mueven durante días en cuanto encuentran una plaza.
Los tres aparcamientos subterráneos del casco antiguo son claramente insuficientes para acoger la densidad de vehículos. El gobierno local, del PP, no se ha caracterizado por peatonalizar el casco antiguo y las actuaciones se limitan a la plaza del Palillero y varias calles secundarias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de octubre de 2002