Al final pasó. En la playa Nova Marbella de Barcelona existen ciertas personas que no respetan la primera señal que se encuentran al acceder a la playa: prohibida la entrada de perros.
Y como es una desobediencia civil, los vecinos que queremos disfrutar de un otoñal día de sol en la playa debemos enfrentarnos a los dueños de perros que los sueltan sin ningún respeto a los demás.
Esta semana un vecino se ha enfrentado a uno de ellos y el dueño casi le dio una paliza; además, el perro casi se le tiró también encima. Y la Guardia Urbana sin aparecer.
¿Señor alcalde de Barcelona, tanto cuesta cuidar los mejores lugares que tiene la ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de octubre de 2002